El 13 de Enero será recordado como el día en que el Estado Colombiano vendió la soberanía energética de nuestro país con la venta de la Empresa Generadora de Energía Isagén, mediante una ‘subasta’ amañada con un solo proponente y una sola oferta. Por unos cuantos billones de pesos, la multinacional canadiense Brookfields se quedó con la generación de energía de un país entero, acostumbrado a las privatizaciones y a que los gobernantes, dirigentes políticos y demás le hagan el feo a todos esos ciudadanos que no se indignan ni por la violencia, la desnutrición infantil, el despalzamiento; pero sí porque No fue ‘gol de Yepes’, la corona de Mis Universo o por que Shakira se equivocó al cantar el himno en Cartagena.

 

De hecho, la venta de Isagén está directamente relacionada tanto con la crisis de la salud como la crisis pensional. Pero también se enmarca en la estrategia de los gobiernos visionarios que entraron el año pasado y en las pasadas elecciones regionales. Los casos de Peñalosa, Lucho Pérez (Antioquia), Féderico Gutiérrez (Medellín), Dilian Toro (Valle del Cauca), Mauricio Armitage (Cali), Eduardo Verano (Atlántico), Alejandro Char (Barranquilla) que buscan privatizar todas las empresas públicas e ir desmontando cuanta política social sea posible. Cumplir con las ordenes provenientes de los grandes capitales y los planes de desarrollo enmarcados en el plan de desarrollo del Gobierno Nacional que tiene como pilar la locomotora Minero-energética, pero que compromete nuestra soberanía en este campo. Vendimos, concesionamos nuestros paramos, nuestras selvas, nuestros santuarios naturales para que fueran explotados y hasta pavimentados; con una normativa ambiental tan laxa que nuestro ministro de Ambiente es un experto en mejoramiento de servicio al cliente. Firmamos tratados de Libre Comercio para hacernos más competitivos, pero en realidad lo que hicimos fue acabar con la poca industria, el agro y hasta el comercio existente en Colombia. Un capitalismo del subdesarrollo, algo que nunca ha existido en Colombia. Sumado a la situación en el campo con respecto al Fenómeno del Niño. Sumado a la poca efectividad y los robos millonarios que han hecho en nuestras hidroeléctricas y nuestras termoeléctricas donde se han robado recursos incontables.

El caso emblemático fue el Quimbo, en el Huila, una hidroeléctrica que causó un daño ambiental invaluable. Todo conjugado con el mal servicio que prestan las empresas distribuidoras y prestadoras del servicio de energía. El caso más grave es el de Electrocaribe en la Costa Caribe. Tras de eso, la región que es la mayor productora de Gas y energía,tiene que aguantarse el aumento arbitrario de las tarifas de Gas, Electricidad y estar amordazada con las de agua porque el gobierno central quier salvar sus proyectos a costilla de nosotros; todo con la venía de nuestros congresistas y representantes a la Cámara. Una empresa extranjera que ha hecho lo que ha querido acá, con la venía de la administración regional, local y nacional.

Adhiere la caída del precio del petróleo, la caída de las acciones de Ecopetrol. El alza de los hidrocarburos que tanto maltrata a los colombianos y a los camioneros, lo que produce que los precios de los alimentos suban hasta las nubes. Pero esta gasolina, ni es de buena calidad, es la de peor calidad en el continente y una de las peores del mundo entero; con niveles de concentración de mercurio y plomo que van en contra vía de los estándares internacionales de tipo ambiental y mecánicos. Cuesta producirla 2.200 pero nos la venden a 7.800 pesos. Me parece inaudito que un país en 1999 tuvo que hacer un rescate enorme a todas las entidades financieras privadas, al esta desregular la economía, generar un quiebre en el sistema económico y generar una burbuja inmobiliaria tan grande que desmontó el UVR teniendo que hacer una conversión de todas las deudas hipotecarias a pesos, lo que causó que los montos de capital adeudado por los contribuyentes se triplicaran. Y nos impusieron el 2×1000 como una manera de salvarlos a ellos, un impuesto que debía ser regresivo, y desmontado cuando se acabara la crisis: poco a poco fue aumentándose hasta llegar al 4×1000 y convertirse en algo casi que definitivo.

Por otro lado, está el Impuesto al Valor Agregado (IVA), un impuesto que también debía ser regresivo y no podía afectar a los productos de la canasta familiar ni a la educación, ni la salud, ni ninguno que sea considerado como algo de primera necesidad. Pero ¡Oh sorpresa!, el IVA comenzó en 8%, luego pasó a un 12 % y ahora se encuentra en un 16%; para ahora proponer un aumento inaudito hasta el 19%. Y comenzar el gravamen de los productos de la canasta familiar y la educación. Una canasta familiar que está avaluada en 1.2000.000 pesos, pero que con el aumento tan pauperrimo del Salario mínimo en 7%, 0,33% por ‘encima’ de la inflación. Con esos 689.000 no alcanza ni para la mitad de los productos. Y rebaja las posibilidades de una familia que vive con ello de tener condiciones dignas en un Estado Social de Derecho, que tiene una lucha ‘frontal y activa’ contra la pobreza, la inequidad, la injusticia social, la desigualdad, el desempleo y la violencia.

El salario mínimo se ha convertido en algo con lo que subsiste mucha de la población colombiana, pero ese salario de subsistencia no alcanza para llevar una vida digna, donde el ciudadano logre desarrollar la totalidad de sus potencialidades y necesidades más básicas. Este siempre para su aumento y refleja que el diálogo entre las centrales trabajadores, los empresarios y el gobierno no han funcionado. El Goberno termina casi siempre decretando el salario mínimo teniendo en cuenta la Inflación, el Indice de Precios del Consumidor y las propuestas ventiladas. Pero este decreto, más bien es una imposición de los grandes capitalistas, grandes empresarios al Gobierno, movilizando todo su poder y el apoyo que dan o en su financiación y el papel estratégico que jugarán en la construcción de las carreteras de Cuarta Generación, igual en el Postconflicto.

 

 

paro

A Santos le ha funcionado muy bien eso de hacer girar a todo el mundo en torno al tema de la paz. Es necesario que los ciudadanos entendamos que este país es nuestro y defender lo que es nuestro. La protesta es un derecho constitucional amparado y un mecanismo totalmente valido para reivindicar nuestra indignación por esas medidas tan atroces que afectan directamente al bolsillo de todos.  Busquemos el empoderamiento, seamos ciudadanos críticos, reflexivos, que den opciones y soluciones viables para la solución de los problemas de tu barrio, tu localidad, tu ciudad, tu región, tu departamento, tu país y hasta el mundo entero. Todos a la calle este 24 de enero, todos a marchar por todas estas medidas aberrantes. Seamos activos, invitemos y demostremos que cuando el pueblo se empodera y busca cambiar las cosas son posibles.

Termino recordando una frase de Jorge Eliecer Gaitán: ” El pueblo es superior a sus dirigentes”.

”Si ustedes, los jóvenes, no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselo… ¡Nadie!” Jaime Garzón.

Fuente: Las 2 Orillas

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